Una historia de vida

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cementerio judio monte de los olivos

Aprovechando el día de Pascua y resurrección de Jesucristo, hoy les quiero contar una historia que ocurrió hace poco más de dos años cuando tuve la oportunidad de visitar Israel algo que nunca si quiera imaginé y mucho menos transitar por las maravillosas calles de Jerusalén.

El viaje surgió ya que se casaba una de mis mejores amigas a finales del 2019, un día después de mi cumpleaños justamente y no me lo iba a perder. Comenzó en Tel Aviv, ciudad maravillosa, llena de arte y gastronomía mediterránea y terminó en Jerusalén, lugar a donde fui a pasar el año nuevo después de la boda.

Tel Aviv
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Y aunque suene todo maravilloso, esta historia no es fácil de contar, un 30 de Diciembre tomé el tren a Jerusalén, iba sola, lo cual no es nada nuevo, solo que Israel tiene sus tensiones culturales y sobretodo en Jerusalén se siente una energía intensa, bastante mezclada, la cual a mi parecer hay que ir bien parada y con ojos abiertos, especialmente viajando sola.

Pero todo fluyó y ahí estaba yo en Tierra Santa, recorriendo sus calles y viviendo de primera mano todas las historias que me fueron contadas desde pequeña, no lo podía creer. La vía Dolorosa, el Santo Sepulcro, el Muro de los Lamentos, el Monte de los Olivos, qué regalo!

Y fue entonces en una fiesta de fin de año, mucho antes de covid, me encontraba enviándole un video a mi padre para darle el feliz año desde el otro lado del mundo, el cual me respondió con un audio hermoso que nunca olvidaré, ya que fue el último que recibí de él.

A la mañana siguiente, 1-1-2020, me despierto en el hotel con la noticia que mi padre había sido ingresado al hospital por un pre-infarto; Me quedé sin habla. Qué carajos hacía yo aún más lejos de lo habitual, me preguntaba, lo único que quería era un jet directo a Costa Rica. Pero no había nada que hacer, mi vuelo de vuelta a España era hasta el día siguiente y mi padre estaba en un coma inducido por las siguientes 48 horas.

Me quedaba un día más en Jerusalén, uno de los días más dolorosos de mi vida. Fue ahí cuando comencé a vivirlo de otra forma, me conecté con todo el dolor que había ahí entre esas murallas, era como vivir el Calvario mismo que vivió Jesucristo. Visité por segunda vez el Muro de los Lamentos, pero esa vez desde otra perspectiva, sentí que era el lugar para llorar y lo hice dejando ahí una gran parte del dolor de mi alma.

Muro de los lamentos

Llegó el fin del día, yo iba sin rumbo, solo sintiendo cada esquina de la ciudad antigua y me di cuenta que me encontraba más cómoda en la zona árabe, aunque había sido advertida de tener cuidado ahí, pero sin saber porqué ahí era donde me sentía más en casa. Ya estaba por anochecer, yo salía por la Puerta de Damasco ya de vuelta al hotel y recordé un lugar que me había llamado la atención. Lo había visto por ahí en un folleto, se llamaba The Garden Tomb, la tumba del jardín, un lugar donde según una de las teorías se supone que fue la tumba donde Jesús fue colocado después de su muerte y al tercer día resucitó.

Entonces me fui para allá con una amiga que conocí en el hotel y llegamos a este hermoso jardín, un lugar sumamente pacífico, con otra energía completamente distinta al que había dentro de la muralla. Nos recibió una chica muy linda y sonriente que nos ofreció hacer un pequeño tour, ya que no había casi nadie. Caminamos por ese jardín tan bello, tan lleno de vida y naturaleza, algo que realmente no había visto en Jerusalén. Nos llevó al lugar donde se cree que crucificaron a Jesús, que según esa no fue en el monte de los Olivos, porque crucificaban a los delincuentes en un lugar donde la gente los pudiera ver, por eso era un lugar ideal justo en las afueras de la Puerta de Damasco, un lugar de tránsito comercial. Ahí había una pared con la forma de una calavera y en frente imaginaba las 3 cruces de las que tanto hablaba la Biblia.

Seguimos caminando y llegamos a la tumba, me quedé sin palabras, ¡Qué energía había ahí! No era muerte, no, la muerte y el sufrimiento estaban todos dentro de la muralla, allá del otro lado, donde todo mundo lloraba y penaba. En este lugar lo que había era VIDA.

Se me aguaron los ojos y fue entonces donde la chica que nos hizo el tour, tuvo la idea de proponernos una oración. Nos dice, yo nunca hago esto, pero me gustaría orar con vosotras. Y yo, que tampoco hago eso, le dije, pues me cae perfecto porque justamente mi padre está hospitalizado ahora mismo. Y así fue, esa muchacha lo que tenía dentro no tiene palabras. La oración más hermosa que he escuchado en mi vida, ahí en los pies de la tumba de Jesús, imposible no soltar lágrimas.

Lo que siguió después es difícil de poner en palabras, pero fue una transformación, estaba en el lugar donde murió Jesucristo, pero la energía no era de muerte, era de vida. Logré experimentar a través de la muerte de Jesús y el hecho de estar tan cerca la muerte de mi padre, que la muerte no es sino una metamorfosis, una liberación, un cambio. Jesús no murió, sino que cambió de forma y yo estaba estaba a punto de presenciar lo mismo con mi padre.

The Garden Tomb
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Entendí que la muerte es la liberación de todo sufrimiento, es liberarnos del dolor y las penas y convertirnos en lo que realmente somos, esencia, amor, libertad. Y no es fácil comprender esto, porque el dolor que genera la pérdida es fuerte, mi papá ha sido y siempre será el hombre que más voy a amar en toda mi vida. Muchas personas se quedan penando toda su vida una muerte, pero yo entendí uno de los grandes mensajes de Jesús y por eso le estoy agradecida.

La muerte no es si no una de las mayores transformaciones de vida

Jesús no murió, esta vivo. Típica frase religiosa que he oído desde niña, pero hasta ahora la entendía. Y al igual que Jesús, todos los que han fallecido siguen vivos en nosotros, en nuestros recuerdos y pensamientos y algún día nos reuniremos «físicamente» con ellos. Pero aún estando aquí nosotros encarnados, podemos conectar con su energía y recordar que siguen vivas sus enseñanzas y su amor. Lo único que ha muerto es lo perecedero, lo impermanente, el cuerpo físico y todos esos defectos propios de la experiencia humana. Y eso no quiere decir que no duela el pensar que ya no están físicamente, pero sí que ese entendimiento es clave para no quedarse ahí estancado en el sufrimiento.

Vi claramente como dentro de la muralla había una energía de dolor y calvario y fuera de ella, en este pequeño jardín al que pocos visitaban lo que había era vida pura, una sensación de paz y sanación, un elixir de amor compasivo, que sin duda es la energía esperanzadora que quería transmitir Jesucristo para que todos nos quedásemos con ella.

Al día siguiente me fui a primera hora para el aeropuerto, y justo después de haber comprado el vuelo para San José, me llegó la noticia. Mi padre había fallecido.

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5 pensamientos en “Una historia de vida

  1. Jaizel, lo que hasta ahora has vivido y estás experimentando es tu gran despertar espiritual; Sin la necesidad de alejarte de la familia, de tus amigos, aprender a vivir con tu soledad y tomar un rumbo hacia lo desconocido, que te conduzca hacia el amor cerrando poco a poco tu ciclo karmico para iniciar uno nuevo con energía renovada. De eso se trata la vida, salir de los miedos y avanzar. Sigue adelante que lo que el universo te tiene deparado es grandioso y muy atenta a los mensajes o mensajeros de Dios para ti.
    Me siento orgullosa de tu y de tu evolución. Chapó

  2. Recuerdo que en el baño me preguntaste: ¿hablas español? Yo sorprendida te dije: sí, ¿cómo sabes? y tu: Valee chama me dijiste «Hola» hace un rato. Jajajaja. De verdad que siempre pienso que estábamos destinadas a conocernos.
    Este viaje fue muy profundo para las dos, pero que bueno fue tenerte conmigo. También comparto tu mismo pensamiento sobre la experiencia en la tumba vacía, la paz que sentí allí nunca más la he vuelto ha experimentar.
    ¡Que bendición y privilegio fue encontrarte en Jerusalem! Te envío un abrazo fuerte.

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